Pronunciamiento: Mujeres y juventudes indígenas frente a la crisis del Estado de derecho en las Américas

Mujeres y juventudes frente a la crisis del Estado de derecho en las Américas
19 de octubre de 2025, Lima, Perú.

Mujeres y Juventudes Indígenas, desde el Ártico hasta la Patagonia, reunidas en la ciudad de Lima en el marco del IX Encuentro del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), al examinar nuestro andar en los últimos treinta años, expresamos: 

1. Nuestra gran preocupación por el creciente deterioro del Estado de derecho en nuestra región.

2. Nuestra incertidumbre ante el debilitamiento de la institucionalidad de la voluntad ciudadana.

3. Nuestro rechazo a los discursos y narrativas que cuestionan los avances en materia de derechos humanos, en particular el de los Pueblos Indígenas.

Consecuentes con la vida, condenamos el aumento de la violencia política, la intimidación, las amenazas, el acoso y las represalias contra defensores y líderes de los Pueblos Indígenas, en particular las mujeres Indígenas.

Nos preocupa el uso de leyes nacionales de seguridad y la legislación antiterrorista, para criminalizar la legitima defensa de nuestros territorios y la movilización pacifica de los Pueblos Indígenas, convirtiéndonos en blanco de persecución judicial y policial.

Exigimos justicia y esclarecimiento de las desapariciones y de todos los actos de violencia cometidos contra nuestros Pueblos. Nos solidarizamos con cada Pueblo y familia que sufre la violencia y el despojo. Sus heridas son nuestras heridas, y su esperanza, la nuestra.

Para los Pueblos Indígenas la palabra es un acto sagrado que nos vincula con nuestros ancestros y nos compromete al deber de cumplirla. De igual manera, los Estados deben cumplir con sus compromisos adquiridos, por tanto:

Recordamos que los Estados han adoptado diversos instrumentos internacionales y regionales que establecen estándares mínimos para la dignidad de los Pueblos Indígenas, tanto en el marco de las Naciones Unidas como del Sistema Interamericano, como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales No. 169 de la OIT, el Documento Final de la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas, la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Convención de Belém do Pará y la Recomendación General N.º 39 de la CEDAW sobre los derechos de las mujeres y niñas Indígenas, entre otros instrumentos fundamentales. La plena aplicación de estos compromisos debe garantizarse, pues han sido la base para que diversas constituciones reconozcan a los Pueblos Indígenas y sus derechos colectivos. Cualquier retroceso sería un grave golpe a la democracia y al Estado de derecho.

Instamos a los Estados a cumplir con estos compromisos con coherencia, voluntad política y acciones transformadoras. Ya no bastan los reconocimientos en papel: los Pueblos Indígenas aplicamos en la práctica los principios que esos instrumentos proclaman. Les corresponde a los Estados apoyar, respetar y fortalecer nuestras iniciativas con políticas, presupuestos y mecanismos efectivos.

Exhortamos a la comunidad internacional, a las Naciones Unidas, a los organismos multilaterales, a las instituciones de derechos humanos y a los aliados, a vigilar su cumplimiento, acompañar nuestras acciones y visibilizar nuestras soluciones, no solo nuestras luchas.

Llamamos a los Pueblos Indígenas, a las mujeres, juventudes y a la sociedad civil a mantenernos unidos en la defensa de la vida, los territorios y la dignidad. Que nuestra palabra y acción sigan guiadas por la verdad, la justicia y la solidaridad entre los Pueblos. Es tiempo de fortalecer nuestras alianzas y construir juntos un futuro donde prevalezca el respeto, la paz y la autodeterminación de los Pueblos Indígenas.

Porque sentir, pensar y hacer el futuro es también cuidar la vida, defender la Madre Tierra y mantener viva la palabra de nuestros Pueblos.

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