Posicionamiento del ECMIA en la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe
Posicionamiento del ECMIA en la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe
11 a 15 de agosto de 2025, Ciudad de México
Desde el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), una articulación de organizaciones de mujeres indígenas y mixtas de 23 países del continente, con 30 años de trabajo en la promoción de los derechos individuales y colectivos de las mujeres, juventudes y niñas indígenas, nos dirigimos a la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe para visibilizar y reconocer las contribuciones fundamentales de las mujeres y juventudes indígenas a los sistemas de cuidados sostenibles con justicia social, ambiental, económica y de género, un pilar a menudo invisible pero esencial para la vida y el bienestar de nuestras sociedades y de la Madre Tierra.
En América Latina y el Caribe, somos más de 28 millones de mujeres indígenas, guardianas de nuestras culturas y territorios. Las mujeres y juventudes indígenas tenemos una visión integral de los cuidados. Para nosotras el derecho al cuidado implica la dimensión individual y colectiva y los derechos de la Madre Tierra. Cuidar para nosotras es sostener, sanar y garantizar la vida en todas sus dimensiones.
Dentro de nuestras comunidades, las mujeres y juventudes indígenas somos las principales responsables del trabajo vital de cuidados. Nuestros aportes son diversos y profundos:
- Cuidado familiar y comunitario: Mantenemos el bienestar social y cultural de nuestras familias y comunidades, cuidando a niñas, niños y adolescentes, ancianos y enfermos, al igual que las personas con discapacidad.
- Producción y procesamiento de alimentos: Somos guardianas de semillas nativas y conocimientos agrícolas ancestrales, asegurando la producción de alimentos nutritivos, adaptados al entorno y que respetan el equilibrio ecológico.
- Salud y bienestar: A través de nuestro conocimiento y uso de plantas medicinales y prácticas curativas tradicionales, brindamos atención integral de salud y sanación.
- Transmisión cultural: Somos las principales transmisoras de nuestras culturas, lenguas, artes y conocimientos ancestrales, garantizando la continuidad de la vida de nuestros pueblos.
- Cuidado del territorio y de la Madre Tierra: Los cuidados incluyen labores comunitarias de defensa, protección, gestión y recuperación de nuestros territorios, ecosistemas, ríos, semillas y biodiversidad. Implica la siembra y cosecha del agua, el cultivo de alimentos nutritivos y saludables, y acciones de mitigación y adaptación a la crisis climática.
- Espiritualidad: La espiritualidad es parte esencial de los cuidados, que incluye ceremonias de agradecimiento y petición a la Madre Tierra y nuestras prácticas de sanación y conexión.
A pesar de estos aportes esenciales, las mujeres y juventudes indígenas enfrentamos desafíos sistémicos que nos impiden vivir y desarrollar nuestro potencial plenamente:
- Invisibilización y falta de reconocimiento: Nuestra contribución vital es invisibilizada, lo que perpetúa desigualdades y limita la valoración de nuestro rol, aportes y derechos y con ello una retribución justa.
- Sobrecarga de labores de cuidados: Esta sobrecarga restringe nuestro acceso a la educación, a la salud, al descanso, al disfrute, a las oportunidades económicas y la participación en la toma de decisiones, impactando negativamente nuestra salud y bienestar.
- Discriminación y violencias de género: Nos enfrentamos a múltiples formas de discriminación y violencias estructurales raciales y de género que limitan el ejercicio de nuestros derechos individuales y colectivos.
- Amenazas territoriales y criminalización: La pérdida de nuestros territorios y la persecución, criminalización y asesinato de las defensoras indígenas por proteger nuestra Madre Tierra amenazan nuestras formas de vida motivando desplazamientos forzados y otras formas de violencias.
Por lo tanto demandamos y recomendamos a los Estados las siguientes acciones fundamentales para el reconocimiento y la valorización de la contribución de las mujeres y juventudes indígenas a los sistemas de cuidados:
1. Cumplir con el Compromiso de Buenos Aires (2022) e implementar de manera inmediata la Recomendación General No. 39 (2022) del CEDAW sobre los derechos de las mujeres y niñas indígenas, promoviendo acciones que fortalezcan los derechos y la dignidad de mujeres, juventudes y niñas indígenas.
2. Reconocer el rol de las Mujeres Indígenas en la defensa de la Madre Tierra poniendo fin a la criminalización y el asesinato y promoviendo políticas integrales de protección y seguridad para las defensoras que cuidan y defienden la sostenibilidad de la vida.
3. Garantizar la seguridad territorial, la salud ambiental, la soberanía alimentaria, la erradicación de las pobrezas, la justicia económica y la erradicación de las violencias como condiciones mínimas para el avance hacia sociedades de cuidados.
4. Ampliar la visión de cuidados desde una mirada integral, visibilizando y reconociendo las labores comunitarias de defensa, protección y recuperación del territorio y el cuidado de la Madre Tierra, así como la preservación cultural. Es imperativo reflejar esta visión amplia en estadísticas y mecanismos de medición del trabajo de cuidados.
5. Establecer mecanismos para el fortalecimiento de la cooperación intergubernamental y la articulación interinstitucional dentro de cada Estado, considerando los mecanismos de adelanto de las mujeres y las instituciones relacionadas con el medio ambiente, pueblos indígenas, agricultura, economía, salud, etc. Es esencial establecer alianzas sólidas con organizaciones de mujeres indígenas y de la sociedad civil para implementar sistemas integrales de cuidados.
6. Aplicar enfoques transversales de interculturalidad, intergeneracional, interseccional, territorial, de género y de derechos humanos individuales y colectivos en los sistemas de cuidados.
6.1. El enfoque intercultural implica construir un diálogo horizontal entre culturas, asegurando la participación plena y efectiva de las mujeres y juventudes indígenas y respetando nuestro derecho al consentimiento libre, previo e informado y el derecho a la libre determinación.
6.2. El enfoque intergeneracional materializa el derecho al cuidado a lo largo del ciclo de vida y genera condiciones para la preservación y transmisión intergeneracional de conocimientos y prácticas relacionadas con los sistemas de cuidados.
6.3. El enfoque de derechos Individuales y colectivos incluye los derechos de las mujeres indígenas y los derechos de la Madre Tierra, considerando los derechos a cuidar, recibir cuidados y el autocuidado.
7. Incorporar en la propuesta de sociedad de los cuidados la situación de migración de mujeres, niñez y juventudes indígenas así como el impacto de los desplazamientos forzados en los sistemas de cuidados y los cambios culturales y la pérdida de identidad que afectan el mantenimiento de estos sistemas.
8. Impulsar la transformación cultural para cambiar los patrones patriarcales, racistas y coloniales, incluyendo los matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas, que aumentan la carga de trabajo no remunerado de las mujeres, juventudes y niñas indígenas e invisibilizan nuestros aportes.
9. Implementar acciones para abordar la vulnerabilidad económica y las condiciones laborales precarias que atentan contra los derechos de las mujeres, juventudes y niñas indígenas al cuidado.
Los Estados deben reafirmar que no retrocederán en los compromisos asumidos y, en particular, en los avances en la inclusión e implementación de los enfoques de interculturalidad, intergeneracional, interseccional, territorial, de género y de derechos humanos individuales y colectivos. Estos enfoques permiten visibilizar y abordar las múltiples y variadas formas de discriminación y violencias que enfrentamos las mujeres, juventudes y niñas indígenas en toda nuestra diversidad.
ECMIA reitera que el reconocimiento y la valorización de la contribución de las mujeres y juventudes indígenas a los sistemas de cuidados no es solo una cuestión de justicia social, sino una estrategia indispensable para construir sociedades más equitativas y resilientes que garanticen la sostenibilidad de la vida para todas y todos y para nuestra Madre Tierra.
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