Mujeres indígenas brindan propuestas para erradicar las pobrezas desde su perspectiva de justicia económica

Posicionamiento en el marco de el 68º período de sesiones  de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW68)
Nueva York, marzo 2024

El Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA) representa a mujeres, juventudes y niñas indígenas organizadas de 23 países del continente, y durante casi tres décadas ha sido un motor para el empoderamiento y la defensa de los derechos individuales y colectivos.

Según la OIT (2019), las mujeres indígenas en las Américas somos aproximadamente 32 millones. Lamentablemente, en todos los países de la región, nos encontramos representadas en el mapa de la pobreza y la pobreza extrema, sin necesidades básicas satisfechas y nuestras juventudes sufriendo las nuevas formas de esclavitud y explotación. Los Estados, incluyendo los países del Norte, no han prestado la debida atención a esta situación y, por ello, estamos aquí, comprometidas a contribuir con nuestros aportes a la erradicación de estas formas de pobrezas.

El ECMIA ha reflexionado desde un enfoque intergeneracional, intercultural, de igualdad de género y de defensa de los derechos individuales y colectivos sobre la economía y el impacto de las pobrezas en nuestras vidas. Nuestra conclusión es que las pobrezas deben ser abordadas en plural, porque no se limitan únicamente a carencias monetarias, sino que abarcan aspectos políticos, sociales, económicos, culturales, ambientales, de alimentación, educación, seguridad territorial, aspectos espirituales y emocionales. Son multidimensionales y persisten por factores sociales, estructurales, racistas y coloniales.

La invisibilización, invalidación, despojo, desacreditación y apropiación ilícita de nuestros territorios, recursos, conocimientos y prácticas agudiza estas pobrezas, afectando desproporcionadamente a las mujeres, juventudes y niñas indígenas.

Los pueblos, mujeres, juventudes y niñez indígenas ocupamos territorios ricos en minerales, bosques, agua y otros bienes naturales, que son objeto de “desarrollo” que sostiene la economía de los Estados y de las empresas.Somos utilizadas sin ser justamente compensadas, y nos resistimos a seguir siendo considerados como sectores de extrema pobreza y solo como receptores de asistencia.

Por tanto, es fundamental redefinir nuestra posición como pueblos, mujeres, juventudes y niñez indígenas, exigiendo un trato justo y equitativo en la distribución y redistribución de los resultados de las actividades económicas en los Estados. Es imperativo que se nos incluya como actoras principales en la toma de decisiones que afectan nuestros sistemas de vida, alimentación, educación y salud para la sostenibilidad de la vida.

Las mujeres, juventudes y niñez indígenas realizamos grandes aportes a la economía de nuestros países, los cuales no son valorados, ni reconocidos en los indicadores macroeconómicos. Contribuimos a la erradicación de las pobrezas desde nuestro rol productivo, reproductivo y de cuidados de la comunidad, el territorio, la biodiversidad y la Madre Tierra. Esto impacta para nosotras, para nuestros pueblos y para toda la humanidad.

Desde el ECMIA, con base en los principios de reciprocidad, solidaridad, complementariedad, retribución justa, pertenencia identitaria, respeto, cuidado y la nodepredación de la Madre Tierra, recomendamos:

-Garantizar el derecho a la libre determinación y la participación plena, la consulta y el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos, mujeres, juventudes y niñez indígenas en la toma de decisiones sobre los planes, programas y políticas que afectan nuestros sistemas de vida y economía, de conformidad con el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Recomendación General núm. 39 de la CEDAW sobre los derechos de las mujeres y niñas indígenas.

-Reconocer, visibilizar y poner en valor los aportes de las mujeres, juventudes y niñez indígenas a la economía mediante la asignación de presupuestos apropiados y sostenibles para la creación e implementación de políticas y programas y la generación de condiciones para el desarrollo de las economías propias.

-Medir, recopilar, desagregar y utilizar datos que reflejen la situación económica de las mujeres, juventudes y niñez indígenas incorporando la visión de pobrezas de los pueblos indígenas, considerando sus múltiples dimensiones.

-Garantizar que los sistemas de protección social, los servicios públicos y todas las medidas estatales orientadas a la erradicación de las pobrezas contribuyan a la preservación, el fortalecimiento y la revitalización de los sistemas económicos propios, la autonomía económica, la justicia económica y la gobernanza indígena, contemplen mecanismos de rendición de cuentas, transparencia y fiscalización, y garanticen la participación efectiva de las mujeres, juventudes y niñez indígenas.

-Adoptar medidas integrales que garanticen el acceso de juventudes y niñez indígenas a una educación de calidad, intercultural y con pertinencia cultural que permita romper con el ciclo de las pobrezas.

-Garantizar mecanismos integrales e interinstitucionales para la erradicación de la explotación laboral y sexual, tanto legal como ilegal, de mujeres, juventudes y niñez indígenas, en particular, en zonas mineras y extractivas, que conllevan a la desaparición, la trata, el asesinato y el feminicidio.